miércoles, 3 de junio de 2009

El Lobo "Verdades y Mentiras"


Juan López Paez

LOS DAÑOS A LA GANADERÍA

Los daños al ganado constituyen el problema más importante para la conservación de la especie; no es posible comprender por qué los lobos prosperan en ciertos tipos de hábitat y no lo hacen en otros sin estudiar el patrón de daños a la ganadería.

Los daños se producen en todos los lugares donde el lobo convive con el ganado. No representan ningún tipo de aberración por parte del lobo, sino un comportamiento totalmente previsible en un predador de sus características. Al tratar este aspecto, Mech (1970, p. 298) afirma: "Esto es comprensible cuando consideramos el papel del lobo en la naturaleza. El animal debe tratar de atacar a cualquier ungulado que encuentre. Ya que la mayoría de las presas tienen adecuados mecanismos de defensa y huida, los fracasos son frecuentes aunque finalmente descubren a los individuos más vulnerables. El problema es que en el ganado doméstico todos los individuos son vulnerables. Una vez descubierto, el lobo sólo tiene que seguir su tendencia natural y matarlo".

En España, la principal fuente de conflictos causada por el lobo son los daños a la ganadería. En 1988, los daños alcanzaban unos 120 millones de pesetas anuales, lo que representa un coste medio de unas 60.000 ptas por lobo. Estas cifras podrían parecer muy altas, pero significan que un lobo español medio mataría al año 6 ovejas o un ternero (Blanco 1990, 1992). Considerando que los lobos españoles viven rodeados de ganado y que la predación excesiva es muy frecuente, estos daños parecen realmente muy bajos. Por otra parte, si tenemos en cuenta las pérdidas regulares que el sector agropecuario sufre por causas naturales, estamos hablando en realidad de cifras insignificantes.

Si consideramos los datos de Italia publicados por Boitani (1982), vemos que cada lobo italiano costaba unas 240.000 ptas por año, mucho más que los españoles. Por otra parte, el daño medio a la ganadería causado por cada lobo en Canadá -donde la densidad de población es 35 veces menor que en España- es sólo de unas 720 ptas al año (Carbyn, 1988). El número anual de expedientes de daños del centenar de lobos asturianos (Llaneza, 1995) es muy superior al originado por los 60.000 lobos de Canadá (Hayes y Gunson, 1995). Está claro que el coste de los lobos en diferentes países está en función de la densidad de población humana. Aunque estas cifras pueden tener un considerable margen de error, nos ayudan a comprender la controversia que rodea a los lobos en países densamente poblados.

En España, la distribución de los daños al ganado es irregular. De esta forma, casi el 80% de los daños del país se producen en áreas montañosas, donde sólo vive el 20% de los lobos. La razón de tal desproporción es que en las áreas montañosas el ganado se maneja en régimen extensivo, los rebaños están sueltos por la montaña, sin la compañía permanente de un pastor. Hay que resaltar que las zonas de máximo daños suelen estar en la Cordillera Cantábrica, en zonas escasamente pobladas, donde los ungulados silvestres alcanzan elevadas densidades al amparo de las Reservas Nacionales de Caza. Sin embargo, la alta disponibilidad de presas naturales no evita las pérdidas importantes de ganado o la predación excesiva. Muchas veces se ha dicho que los lobos sólo atacan al ganado cuando no hay presas naturales; los estudios muestran que es la desprotección del ganado el factor que más favorece la predación por parte del lobo (Blanco 1990).

Uno de los rasgos más notables de los daños del lobo sobre el ganado es la predación excesiva. Tellería y Sáez-Royuela (1989) observaron que el número medio de ovejas muertas por ataque en la Sierra de la Demanda, donde el ganado se mantiene en régimen extensivo, era de 7,6. La predación excesiva es la característica del lobo que más indigna a los ganaderos y lo que más contribuye a la mala reputación del lobo. Algunos grupos de lobos pueden vivir en una área durante años causando escasos daños y aumentando su buena fama entre la gente de campo con la ayuda de campañas conservacionistas. Sin embargo, una matanza de 30, 50 o 100 ovejas en una noche es suficiente para neutralizar la campaña de sensibilización mejor diseñada.

Tanto en el caso del lobo como en el de otros carnívoros, el factor que determina el patrón de daños es el sistema de manejo del ganado. En la llanura cerealista castellana, los rebaños pastan vigilados por pastores para evitar que las ovejas invadan los cultivos o las carreteras. A pesar de la escasez de presas naturales, los daños al ganado en estas zonas son unas 10 veces menores que los que se producen en las montañas cantábricas. La Cordillera cantábrica está mucho menos poblada, conserva paisajes mucho más naturales y tiene muchos más ungulados silvestres que la Castilla agrícola; pero el manejo del ganado crea menos conflictos -y, por tanto, favorece mucho más al lobo- en la llanura castellana. Por esta razón, en los últimos 20 años, los lobos han prosperado mejor en la última región que en la primera, aa pesar de que -desde el punto de vista ecológico- el medio es de calidad muy inferior. Este ejemplo ilustra la enorme importancia de los factores socioeconómicos en el hábitat del lobo.

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1 comentarios:

Io dijo...

¡Qué horror! ¿Sólo hay un centenar de lobos en Asturias? Yo pensaba que había muchos más...

Pues siendo tan pocos habrá que cuidarlos con celo. Si tal y como dices no es un problema de escasez de presas silvestres, la solución es complicada. Habría que poner más vigilancia a la ganadería, pero claro, eso significaría más gasto.

Pero me parece muy peligroso para el lobo que la balanza de su conservación se pueda inclinar con tanta facilidad tan sólo por seguir sus instintos.

Muy buena exposición. No sabía de este conflicto.

Un besazo.

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